sábado, 3 de octubre de 2015

De qué nos salva el amor


Solo necesitamos observar un poco para saber de qué nos protege el amor: la frialdad de las excavadoras, las antenas, (…) ascensores, routers, vasos de plástico, salmorejo en brick, vagones silenciosos, máquinas expendedoras de chocolate, camisetas marca Nike, césped artificial, manos libres, mp3, zapatillas para runners, Twitter, los coworkings, pulseras de festival, botellas azules de Solán de Cabras, gorras hacia atrás, blogs, uñas de colores, la música del Bershka, el pan congelado, perfopoesía, los programas de fútbol, El Huffington Post, los monólogos sobre madres que encuentran todo, la tarjeta de transporte, el post-rock, las corbatas finas, las colas en el médico, True Detective, los guiones de Julio Medem, los parquímetros, las camisas hawaianas, los mensajes de autoayuda sobre fotos de amaneceres en Facebook, el robot de cocina, las películas de superhéroes, los regalos del Happy Meal, los tertulianos de política, el discurso blando de la nueva izquierda, las hidropedales, los tatuajes tribales de los tronistas, los bares de Madrid, el sistema educativo, las metáforas de Ismael Serrano, los bajos con cinco cuerdas, las librerías que parecen bares y los bares que parecen librerías, los amigos que no escuchan, las tapas con cebolla caramelizada, la distancia, el precio de los aviones, el precio de los trenes, el precio de los autobuses, el metro, los taxis; que roben bicicletas. La mierda de mundo que estamos construyendo a nuestro alrededor, los vaqueros del Primark, las estanterías de Ikea, esta cárcel de madera prensada y ropa que huele a petróleo, de playas con agua sucia, verduras artificialmente hermosas, pisos compartidos, caros, calurosos en verano, fríos en invierno. El WhatsApp, las portadas del Interviú, los juguetes para adultos, las webs para nostálgicos de los ochenta, las tetas operadas, los desahucios, los intereses económicos de PRISA, las casas vacías, los corazones huecos, el turismo, Palestina, Sudamérica, Guatemela, toda África, las favelas, lo grande y lo pequeño. Lo de ahora y lo de luego. Lo que tuvimos y perdimos. Lo que nunca tendremos.
(En lo mudable.
Antonio Agredano


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